Miguel P. Juárez, organist, harpsichordist Miguel P. Juárez, organist Miguel P. Juárez, harpsichordist gregorian

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Music

  • Edición del Libro para órgano de Chiquitos:

    Sones mo organo

     

    Libro manuscrito de obras para órgano

     

    1746

     

     

    Reducción de San Rafael

     

    Misiones Jesuíticas de Chiquitos

     

    Bolivia

     

                        Transcripción desde copias de los manuscritos originales por

    Lic. Miguel P. Juárez

     Archivo Musical de Concepción de Chiquitos

    Descarga

    Sones.pdf

  • El Órgano Realejo de Canincunca - Perú -

    Canincunca en Huaro.jpg

    Instrumento construido a inicios del siglo XVIII, es un órgano realejo de tono de seis palmos conformado por un teclado de 42 notas, con un total de 6 registros y 336 tubos sonoros dispuestos en forma cromática sobre la secreta, esta ultima construida íntegramente en madera de cedro según la tradición organística imperante en la zona. Los registros son accionados desde tiradores laterales que son extensiones directas de las correderas en la secreta, no estando al alcance del organista durante la ejecución. El instrumento se encuentra encerrado en una caja de estilo barroco elemental, con una fachada conformada por diecisiete tubos correspondientes al registro del Flautado, siendo estos los tubos sonoros de mayor tamaño del instrumento.

       

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    Existe evidencia de profundas modificaciones realizadas en el instrumento durante su existencia; una reconstrucción total de la tubería y mecánica, también la modificación en su estructura con la finalidad de adaptarlo a un reducido espacio en el coro de la capilla de Canincunca. Estas intervenciones fueron realizadas a inicios del ochocientos, se nos plantea la hipótesis que el instrumento hubiese sonado en otro recinto, antes de ser refaccionado y adaptado para esta capilla. Evidentemente existieron dos instrumentos antecesores en este santuario, los cuales no llegaron hasta nuestros tiempos. Durante el proceso de restauración de la parte mecánica del instrumento, se encontraron manuscritos coloniales de gran valor histórico, los cuales permitieron ubicar en el tiempo al referido instrumento, entre estos resalta un manuscrito completo de un canto a la Virgen de Montserrat.

    DSC03678.JPG

     

    Oygan todos de María.pdf


    podcast

    La presente restauración permite devolver al órgano la funcionalidad que un instrumento musical necesita, eliminando todo aquello que fue agregado después de la intervención de inicios del ochocientos, la cual consideramos fue realizada por un organero conocedor de su oficio. Se desmontó la totalidad del instrumento, y se verificó minuciosamente todas las partes del órgano, limpieza total y sustitución de partes faltantes, dañadas o ineficientes, puesta a punto y re-montaje del órgano, afinación respetando la primitiva entonación hallada. La caja del instrumento fue preservada por especialistas cusqueños, haciendo una restitución volumétrica y cromática, según las mejores técnicas aplicadas en la zona.

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    El órgano realejo de la Capilla de Canincunca (Cusco, Perú), construido alrededor del 1700, ha sido restaurado de acuerdo a criterios estrictamente históricos, conservando las características originales de la Escuela Cuzqueña de construcción de órganos, heredera de la tradición Ibérico-Hispánica. El instrumento consta de un teclado manual dividido entre las teclas centrales Do/Do# con octava corta Mi/Do en el grave, extendiéndose hasta el La4 en el agudo (en total 42 teclas).

    Disposición:

    Flautado 4’ (completo y fijo con tubos en fachada)

    Mano Izquierda                Mano Derecha

    Tapadillo 4’ (completo)

    Lleno 2’ + 3 filas              Lleno 2’ + 1-1/3’ + 3 filas

    Quincena 2’                      Nasardo 1-1/3’ + Dicisetena 4/5’

    Pajarilla (reconstruida)                  Tambor

    Diapasón: -+ 395 Hz -  Temperamento: Mesotónico 1/5 de coma sintónica.

     Organero Restaurador:

    Mtro.  Alejandro Rodríguez Jesusi (Perú)

    Organista asesor y Recital Inaugural a cargo de:

    Mtro. Miguel P. Juárez (Argentina)DSC02044_resize.JPG

  • El Monacordio de Punchao

     

    Un clavicordio en la alta sierra peruana

     

     

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             En nuestro viaje realizado en enero de 2006 al Valle del Río Marañón, hallamos en el pueblo de San Luis, restos de un monacordio (clavicordio), consistentes en una caja en buen estado de conservación, pero sin cuerdas, y con una sola tecla. El mismo se encontraba allí, en un taller de lutería a cargo de la Organización Matto Grosso, pero el encargado nos comentó que el instrumento provenía del pueblo de Punchao. Una primera aproximación a las características del instrumento nos indican que el mismo podría ser obra del constructor de órganos Lorenzo Ycho, autor del realejo existente actualmente en el templo de San Roque, de dicha localidad.

             El clavicordio es un cordófono percutido accionado por teclado, probablemente derivado de un monocordio policórdico que existió en los siglos XII y XIII, según nos relata el musicólogo Curt Sachs en su Historia Universal de los Instrumentos Musicales (New York, 1940). Resalta claramente la contradicción de términos, en cuanto se entiende que un monocordio posee una sola cuerda, y según se alargue o acorte la sección vibratoria, esta sirve para producir varios tonos de la escala natural. Este principio es utilizado por los clavicordios ligados para generar tonos a distancia de grados conjuntos en una escala musical, es decir que una sola cuerda produce dos o tres tonos cercanos. En cambio los clavicordios llamados libres, poseen una cuerda independiente para cada nota, estos últimos cobraron un mayor auge a mediados del siglo XVIII, cuando el fortepiano comenzaba a desplazar al clave.

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             Las cuerdas se ponen en vibración por tangentes metálicas que las golpean al ser accionadas por las teclas, las palancas se encuentran ubicadas entre la tabla armónica y el encordado. El sonido producido por este instrumento es de escasa sonoridad, aún menor que el de una guitarra acústica moderna, pero dentro de sus límites es meritorio apreciar un rango dinámico que el ejecutante puede inferirle, muy delicado y expresivo, pudiendo emitir un vibrato (variación en frecuencia) sobre cada tono, al variar la tensión en las cuerdas, algo técnicamente imposible en los claves y pianos. Con todo, su función principal, era el entrenamiento de los organistas y clavecinistas, en Alemania, en tiempos de Bach, llegaron a construirse con dos teclados y pedalera.

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             El instrumento se hizo muy popular en toda Europa, debido a su bajo costo, pero difícilmente podía usarse para el acompañamiento de voces e instrumentos melódicos; tal rol lo ejercía el clave, espineta o virginal, de uso corriente para el bajo continuo armónico.

    El tono del clave es generado por el rasgueo de un plectro o uña que acciona transversalmente a cada cuerda, obteniendo así un sonido rico en armónicos, que le es característico. Por lo tanto, pertenecen a dos grupos de cordófonos claramente diferenciados en la emisión del tono, solamente coincidentes en el accionamiento de un teclado común a los órganos, claves y pianos.

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             Para información del lector, debemos advertir que el término clavicordio, fue utilizado en España como sinónimo de clave, circunstancia por cierto harto confusa y contradictoria con lo expresado anteriormente, pero así se lo menciona en casi todas las fuentes escritas, sobre todo en el transcurso del siglo XVIII. En la península ibérica, al clavicordio (llamado así en el resto de Europa) se lo denominaba monacordio, y desde el siglo XVI, el término tecla era utilizado genéricamente para todos los instrumentos de teclado, incluyendo al órgano.

             En tiempos coloniales en todo el continente americano, el monacordio gozó de una amplia difusión, hasta el punto que sobreviven varios ejemplares o al menos sus restos, junto a los órganos del mismo período. Los claves coloniales, en cambio, están prácticamente ausentes en América, los museos exhiben instrumentos europeos adquiridos durante el siglo XX,  y de constructores modernos.

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